Fabián, un ingeniero de software de 32 años, solía ser espontáneo, alegre… el alma de las fiestas en casa y en el trabajo. Organizaba el intercambio de regalos, las cenas del equipo y siempre tenía la energía para coordinar las actividades de fin de año. Sin embargo, desde hace algunas temporadas invernales, nota que le cuesta concentrarse, siente menos energía, y aunque sus familiares y compañeros están emocionados por las celebraciones, él solo quiere terminar su jornada y aislarse en casa para comer y dormir todo lo que le sea posible. Ideas como "me siento como un fraude", se repiten sin parar en su cabeza desde hace varios días. "En el trabajo y con mi familia trato de mostrarme animado, pero por dentro solo quiero desconectarme de todo. Todos hablan de lo emocionante que es esta época, y eso solo me hace sentir peor por no poder disfrutarla como antes".
Como Fabián, muchas personas experimentan cambios significativos en su estado de ánimo durante los meses más fríos del año. Este fenómeno, conocido como Trastorno Afectivo Estacional o depresión estacional, es una interesante realidad que afecta a millones de personas en todo el mundo y merece mayor atención.
¿POR QUÉ OCURRE?
Imagina tu cuerpo como un reloj que se sincroniza con la luz del sol. Así como las plantas necesitan luz solar para florecer, nuestro cuerpo necesita luz natural para mantener en equilibrio ciertas sustancias químicas que regulan nuestro estado de ánimo. Cuando los días se acortan y pasamos más tiempo en interiores, este "reloj interno" puede desajustarse, afectando nuestro ánimo y energía.
Es como cuando cambias el horario de sueño bruscamente: tu cuerpo se siente desorientado y necesita tiempo para adaptarse. En el caso de la depresión estacional, este desajuste puede durar toda la temporada invernal si no se atiende adecuadamente.
Evidentemente, existen factores psicosociales pueden influir en la aparición del cuadro y la severidad del mismo, como son la calidad de las relaciones interpersonales, buena dinámica familiar y laboral y estabilidad económica.
LOS NÚMEROS HABLAN
A nivel global, la depresión estacional afecta aproximadamente al 5% de la población adulta, siendo más prevalente en países alejados del ecuador donde los días son significativamente más cortos durante el invierno. En Estados Unidos, por ejemplo, la prevalencia varía del 1.4% en Florida hasta el 9.7% en Alaska, demostrando la importante relación con la latitud geográfica.
En México, aunque los datos específicos sobre depresión estacional son limitados, los estudios indican que aproximadamente el 2-3% de la población general puede experimentar este trastorno, con una mayor incidencia en estados del norte del país. En nuestra región, aunque Puebla mantiene buenas horas de luz solar, el frío característico de la temporada puede contribuir a que pasemos más tiempo en interiores, afectando indirectamente nuestra exposición a la luz natural.
Es importante mencionar que estos números podrían ser mayores, ya que muchas personas no buscan ayuda profesional o confunden los síntomas con "tristeza normal" de la temporada.
Las estadísticas también revelan que:
Es más común en adultos jóvenes entre 18 y 35 años
Las mujeres tienen un riesgo hasta tres veces mayor de desarrollarla
El riesgo aumenta en personas que ya tienen antecedentes de depresión o trastornos del estado de ánimo
Desde la pandemia de COVID-19, se observó un incremento del 20-30% en los casos reportados, posiblemente debido al aumento del tiempo en interiores y la alteración de rutinas sociales
¿CÓMO RECONOCER LOS SÍNTOMAS?
La depresión estacional puede manifestarse de diferentes formas:
Sensación de cansancio constante, como si nuestras "baterías" nunca se recargaran completamente
Cambios en los patrones de sueño (dormir más de lo habitual o tener dificultad para descansar)
Cambios en el apetito, especialmente antojos de alimentos dulces o carbohidratos
Dificultad para concentrarse o tomar decisiones
Pérdida de interés en actividades que normalmente disfrutamos
Sentimientos de tristeza o irritabilidad sin razón aparente
NO ESTÁS SOLO: LA IMPORTANCIA DE BUSCAR AYUDA
Es fundamental entender que sentirse triste o sin energía durante la temporada festiva no es un "capricho" ni significa que seamos "desagradecidos". Son síntomas reales de una condición que requiere atención profesional, tal como acudiríamos al médico por un dolor persistente.
¿Qué puedo hacer?
Aprovecha la luz natural: Intenta pasar tiempo al aire libre durante las horas de luz, especialmente en las primeras horas del día. Incluso 15 minutos pueden hacer una diferencia.
Mantén una rutina: Establece horarios regulares para dormir, comer y realizar actividad física.
Conecta con otros: Aunque puede ser difícil, mantener el contacto social es importante. No tienes que asistir a todas las celebraciones, pero intenta no aislarte completamente.
Busca ayuda profesional: Un equipo interdisciplinario puede ofrecerte diferentes herramientas para manejar los síntomas, desde terapia psicológica hasta técnicas de manejo del sueño y ejercicios específicos.
¿DÓNDE PUEDO ENCONTRAR AYUDA?
Si te identificas con estos síntomas o conoces a alguien que pueda estar experimentándolos, recuerda que hay profesionales preparados para ayudar. La depresión estacional es tratable, y con el apoyo adecuado, puedes mejorar significativamente tu calidad de vida durante la temporada invernal.
Recuerda: Tus sentimientos son válidos, y buscar ayuda es un signo de fortaleza, no de debilidad. No tienes que atravesar esta temporada solo.
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