Por: Psicóloga Daniela Flores
El duelo en niños puede ser un proceso complejo y único, ya que su comprensión de la muerte y la pérdida varía según su edad y desarrollo emocional. Aquí hay algunos puntos clave sobre cómo los niños experimentan y manejan el duelo:
Entendimiento de la muerte
Niños pequeños (0-5 años): Pueden no entender completamente la permanencia de la muerte. Pueden pensar que la persona fallecida solo está ausente.
Niños en edad preescolar (3-6 años): Pueden confundir la muerte con el sueño. Pueden mostrar comportamientos regresivos, como chuparse el dedo o tener pesadillas.
Niños de edad escolar (6-12 años): Comienzan a comprender que la muerte es irreversible. Pueden hacer muchas preguntas y pueden sentir miedo por su propia muerte o la de sus seres queridos.
Adolescentes (12-18 años): Tienen una comprensión más madura de la muerte, pero pueden experimentar una mezcla de emociones intensas, como tristeza, enojo y confusión.
Manifestaciones del duelo
Los niños pueden expresar su dolor a través de comportamientos, como cambios en el sueño o en el apetito, irritabilidad, o incluso jugando con temas de muerte en sus juegos.
Es común que hablen sobre la persona fallecida, haciendo preguntas o recordando momentos compartidos.
Importancia de la comunicación
Es fundamental hablar abiertamente sobre la pérdida, usando un lenguaje claro y adecuado para su edad. Responder sus preguntas de manera honesta puede ayudarles a procesar lo sucedido.
Validar sus emociones es crucial; hacerles saber que es normal sentirse tristes, confundidos o enojados
Rituales y recuerdos
Participar en rituales como funerales o ceremonias de despedida puede ayudar a los niños a entender y procesar la muerte.
Crear recuerdos, como álbumes de fotos o dibujos, puede ser una forma efectiva de mantener viva la memoria de la persona fallecida.
Apoyo emocional
Asegurarse de que el niño tenga un entorno seguro y de apoyo es esencial. Pueden beneficiarse de hablar con adultos de confianza o profesionales de la salud mental.
El apoyo familiar es fundamental. Fomentar un espacio donde todos puedan compartir sus sentimientos puede ser beneficioso.
Tiempo de duelo
El duelo en los niños no sigue un cronograma fijo; puede aparecer y desaparecer a lo largo del tiempo. Es importante ser pacientes y estar atentos a sus necesidades emocionales.
El duelo es un proceso personal y cada niño lo experimenta de manera diferente. En casa es recomendable ofrecer amor, apoyo y comprensión para ayudarles a navegar este difícil momento.
Es recomendable buscar ayuda psicológica para el niño que está atravesando el duelo cuando se presentan algunas de estas señales:
Cambios en el comportamiento
Alteraciones significativas en el sueño (insomnio o pesadillas).
Cambios en el apetito (comer mucho menos o más).
Aumento de la irritabilidad o la agresividad.
Dificultades emocionales
Tristeza persistente que dura semanas o meses.
Sentimientos de desesperanza o inutilidad.
Dificultad para expresar emociones o hablar sobre la pérdida.
Problemas en la escuela
Descenso en el rendimiento académico.
Problemas para concentrarse o mantener la atención.
Aislamiento social o dificultades para relacionarse con otros niños.
Reacciones físicas
Quejas físicas sin causa aparente, como dolores de cabeza o estómago.
Cambios en la energía, como fatiga extrema o hiperactividad.
Juego repetitivo o regresión
Juego que incluye temas de muerte de manera persistente o perturbadora.
Comportamientos regresivos, como chuparse el dedo o mojar la cama.
Miedo intenso o ansiedad
Miedo excesivo a la muerte o a la separación de seres queridos.
Ansiedad generalizada que interfiere con su vida diaria.
Dificultad para recordar o hablar de la persona fallecida
Evitación de conversaciones sobre la pérdida.
Muestra de desinterés por recuerdos o rituales relacionados con la persona fallecida.
Tiempo prolongado de duelo
Si la tristeza o el dolor persisten durante un período prolongado y no parecen disminuir con el tiempo. Si se observa alguna de estas señales en un niño, es recomendable buscar la ayuda de un profesional de la salud mental que tenga experiencia en el trabajo con niños y en el duelo. La intervención temprana puede ser muy beneficiosa para ayudar al niño a procesar sus emociones y adaptarse a la pérdida de manera saludable.
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