Por: Psicóloga Daniela Flores
El apego en los niños se desarrolla a través de interacciones tempranas y repetidas con los cuidadores, especialmente durante los primeros años de vida. Este tipo de apego consiste en generar un vínculo emocional saludable y estable que se desarrolla entre un niño y sus cuidadores primarios. Este tipo de apego se caracteriza por la confianza del niño en que sus necesidades emocionales y físicas serán satisfechas de manera consistente y sensible por parte de los cuidadores.
El apego seguro sienta las bases para relaciones interpersonales saludables y contribuye al bienestar emocional a lo largo de la vida del individuo, algunos de los beneficios que se observan en el desarrollo de un niño con un apego seguro son:
Mayor autoestima y confianza: Los niños con un apego seguro tienden a desarrollar una autoestima más sólida y una mayor confianza en sí mismos, ya que saben que sus cuidadores están disponibles para ellos y los apoyan emocionalmente.
Mejor regulación emocional: El apego seguro proporciona al niño un sentido de seguridad y calma, lo que le ayuda a regular sus propias emociones de manera más efectiva. Los niños con un apego seguro suelen ser más capaces de manejar el estrés y la ansiedad.
Relaciones interpersonales saludables: El apego seguro sienta las bases para establecer relaciones interpersonales saludables en la vida del niño. Aprenden a confiar en los demás, a establecer límites saludables y a comunicarse de manera efectiva en sus relaciones.
Mayor capacidad de exploración y aprendizaje: Los niños con un apego seguro se sienten seguros para explorar su entorno y experimentar nuevas situaciones, ya que saben que tienen un lugar seguro al que pueden regresar en caso de necesidad. Esto les permite desarrollar su curiosidad, creatividad y habilidades de aprendizaje.
Mejor rendimiento académico: El apego seguro está asociado con un mejor rendimiento académico en la escuela. Los niños que se sienten seguros emocionalmente suelen estar más centrados en el aprendizaje y tienen una mayor capacidad para concentrarse y resolver problemas.
Resiliencia frente a la adversidad: Los niños con un apego seguro tienen una base emocional sólida que les ayuda a enfrentar los desafíos y las adversidades de la vida de manera más efectiva. Se sienten más seguros para buscar apoyo cuando lo necesitan y pueden recuperarse más rápidamente de situaciones estresantes.
Como cuidadores primarios es vital fomentar un apego seguro para un desarrollo emocional y social saludable de un niño. Algunas formas de promover el apego seguro son:
Responder a las necesidades del niño: Estar atento y responder de manera sensible a las señales y necesidades del niño, como el llanto, el hambre o la necesidad de consuelo.
Crear rutinas y rituales: Establecer rutinas diarias predecibles y rituales reconfortantes que brinden al niño una sensación de seguridad y estabilidad.
Establecer desde un principio los límites adecuados y normas
Establecer vínculos afectivos: Pasar tiempo de calidad con el niño, brindándole atención, afecto y contacto físico.
Fomentar la comunicación: Mantener una comunicación abierta y afectuosa con el niño, expresando amor y apoyo de manera verbal y no verbal.
Ser un modelo de seguridad emocional: Demostrar seguridad emocional y ser un modelo de manejo positivo del estrés y las emociones para el niño.
Evitar la sobreprotección: Es muy importante permitir que el niño explore sus capacidades y los peligros por sí mismo, dando espacio a reconozca su propia independencia y capacidad de decisión.
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