Por: Psic. Betzabé Flores
Desde pequeños, todos empezamos a experimentar nuestras emociones y nos damos cuenta de las reacciones fisiológicas de las mismas en nuestro cuerpo, por ejemplo, comenzamos a sentir el cosquilleo en el estómago cuando algo nos alegra mucho, sentimos nuestros músculos tensos cuando estamos enojados o sentimos escalofríos o temblores cuando tenemos miedo.
De esta forma, cuando los niños empiezan a experimentar las emociones, comienza el aprendizaje sobre ellas, es decir, aprender a manejarlas y regularlas. Para ello, es muy importante el apoyo y acompañamiento de los adultos que están en su entorno, para ayudarlos a comprender qué es lo que sienten y posteriormente a canalizar o dirigir esas emociones y reacciones a una conducta o respuesta adaptativa.
¿Cómo acompañar y orientar a mi hijo cuando está enojado?
1. Antes de orientar al niño, detente y conecta contigo mismo primero
Es importante que identifiques cómo te sientes tú, como papá o mamá, cuándo tu hijo está pasando por un episodio de enojo o ira. Es decir, para un momento e identifica qué estás sintiendo con su enojo, cómo te sientes con sus respuestas, palabras y/o acciones e identifica lo que provoca en ti. Esto es importante, para tu poder guiar a tu hijo desde la objetividad y calma.
2. Pregúntale qué es lo que está sintiendo en su cuerpo
Una vez que hayas identificado cómo te sientes tú con su enojo, pregúntale qué es lo que está sintiendo en su cuerpo. Pregunta si siente un cosquilleo en su estómago, sus músculos tensos, si siente que está apretando los puños o la mandíbula, si siente calor en su cuerpo o en su cara, etc.
Ayúdalo a identificar qué siente en su cuerpo y una vez descrito, explícale que probablemente está sintiendo enojo. Pregúntale qué provocó dicha molestia o ira.
3. Valida y acompaña en su emoción
Después de reconocer la emoción y su origen, valida y acoge completamente su emoción, déjale claro que no hay emoción mala, está bien sentir enojo porque es una emoción básica que todos sentimos y sólo hay que aprender a manejar las respuestas de esta.
Puedes validar diciendo: “Entiendo que te sientas enojado” “está bien que te sientas enojado por eso, yo también me hubiera enojado” “sé que te sientes molesto y estoy aquí para acompañarte”. En este paso, puedes comentarle lo qué identificaste tú en el primer paso, es decir, puedes compartirle cómo te sentiste cuándo hizo o dijo tal cosa (Parar y conectar). Por ejemplo: “Entiendo que te sientas enojado por lo que te dije, sé que te molesto. Yo me sentí enojada cuando me gritaste o hiciste tal cosa”.
4. Canalizar la emoción y llegar a estrategias de convivencia
Ayúdalo a buscar una actividad que le permita canalizar el enojo, por ejemplo, puedes ayudarlo a respirar profundo, pintar muy fuerte en una hoja, brincar o correr en su mismo lugar para sacar toda la energía que tiene, etc. Hay muchas actividades que juntos pueden encontrar para dejar salir esa ira. Es importante que las actividades que realice para sacar la ira (actividades de canalización), siempre sean de alto impacto, es decir, actividades que impliquen sacar mucha energía tales como brincar, gritar en una almohada, etc. De esta forma, la energía del enojo, será utilizada de una forma sana.
Algunas razones por las que un niño/a puede llegar a estar enojado, son las siguientes:
Decepción
Miedo
Impaciencia
Heridas emocionales
Impotencia
Tristeza
Inseguridad
Dificultad para expresar sus emociones
Conocerlas, puede ayudarte a ayudarlo para poder guiarlo a identificar, canalizar y solucionar lo que lo haya hecho enojar.
Finalmente, si el origen del enojo fue por alguna razón en la dinámica familiar, busquen juntos alguna estrategia o alternativa que les permita tener una mejor convivencia y en la que ambos, o los integrantes de la familia, estén de acuerdo y se sientan bien.
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