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Mente en movimiento: ¿Por qué la actividad física es clave para tu salud mental?

Cuando pensamos en actividad física, solemos imaginar beneficios físicos: fuerza, resistencia, control de peso... Pero lo que muchas veces olvidamos es que mover el cuerpo también transforma la mente.

Desde la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), entendemos que nuestros pensamientos, emociones y conductas están estrechamente vinculados. Por eso, activar el cuerpo puede ayudarnos a recalibrar nuestros pensamientos, regular emociones y reducir patrones de conducta ansiosos o evitativos.

¿Qué ocurre en tu mente cuando haces ejercicio?

- Disminuye la ansiedad: La actividad física reduce la activación del sistema nervioso simpático (ese que se enciende con el estrés). Además, se liberan endorfinas y neurotransmisores como la serotonina, que tienen un efecto calmante y estabilizador del estado de ánimo.

-Mejora la regulación emocional: Hacer ejercicio facilita una mayor conexión cuerpo-mente. Nos permite observar pensamientos catastróficos sin engancharnos en ellos.

-Reestructura patrones negativos: Cuando salimos a caminar o activamos el cuerpo, interrumpimos ciclos de pensamiento, abrimos espacio para nuevas perspectivas y reforzamos nuestra sensación de autoeficacia.

-Aumenta la motivación: La acción precede a la motivación, no al revés. Pequeños pasos como una caminata diaria pueden cambiar significativamente el estado de ánimo. Recomendaciones sencillas para comenzar.

-Camina 20 a 30 minutos al día (puedes dividirlo en bloques de 10 min).

-Prueba ejercicios de bajo impacto como yoga, estiramientos o bicicleta.

-Sube escaleras en lugar del elevador.

-Pon música y baila en casa unos minutos.

-Integra pausas activas si trabajas muchas horas sentado/a.

No se trata de volverse atleta, sino de salir del estado de congelamiento mental que muchas veces nos atrapa. ¿Y si no me muevo?.

El sedentarismo puede reforzar estados de ánimo depresivos, pensamientos negativos, fatiga emocional y baja tolerancia al estrés. La falta de movimiento no solo impacta el cuerpo, sino que amplifica la desconexión con uno mismo y con el entorno.

Conclusión: La actividad física no es solo un hábito saludable: es una herramienta terapéutica accesible, natural y poderosa. Desde el enfoque cognitivo-conductual, moverte es también comenzar a pensar distinto, sentir distinto y vivir distinto.

¿Y tú, qué harás hoy para cuidar tu salud mental?

 
 
 

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