Por: psiquiatra Hiram Suárez
Todos conocemos un infante con pila de más. Ese niño o niña que parece como impulsado por un motor, que en la escuela parece siempre estar ocupado con algo, pero no tiene la capacidad de terminar nada y que cambia constantemente de banca porque habla hasta por los codos y distrae a sus compañeritos. Un pequeño o pequeña que tiene dificultad para relacionarse con sus pares, siendo a menudo calificado como tosco, torpe, inoportuno o descuidado.
El corolario suele ser: «es un niño… y así son los niños». En la acelerada sociedad en que vivimos actualmente, la distracción y la impulsividad pueden parecer meras características de la cotidianidad. Sin embargo, para aquellos en quienes se realiza el diagnóstico de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), estas experiencias van mucho más allá de simples rasgos de conductuales o de personalidad, y su tratamiento puede suponer un cambio radical no sólo limitado a la esfera académica, sino en todo su entorno social. En este artículo, exploraremos algunas de las implicaciones de no tratar el TDAH, desde sus efectos en la salud mental hasta su impacto en diversos aspectos de la vida diaria.
Neurobiología del TDAH
Para comprender las complejidades del TDAH, es crucial adentrarse en su base neurobiológica. Este trastorno implica disfunciones en áreas clave del cerebro que regulan la atención, el autocontrol y la impulsividad, debido a una desregulación de neurotransmisores como la dopamina. Esta alteración puede dificultar la capacidad de mantener la concentración, además de otras funciones como la planificación, la jerarquización de prioridades y el control de impulsos, lo que lleva a una serie de dificultades en la vida diaria.
Consecuencias laborales, académicas y sociales
Las dificultades para mantener la atención y la organización pueden tener un impacto significativo en el rendimiento académico y laboral. Desde los primeros años escolares hasta la vida adulta, las personas con TDAH no tratado pueden enfrentarse a desafíos para completar tareas, seguir instrucciones y mantener relaciones interpersonales saludables. Esto puede resultar en un ciclo de fracasos y baja autoestima que afecta su capacidad para alcanzar su máximo potencial.
Salud mental y TDAH no tratado
Además de las dificultades en el ámbito académico y laboral, el TDAH no tratado puede aumentar el riesgo de desarrollar otras condiciones de salud mental. La impulsividad y la falta de autocontrol pueden contribuir al estrés crónico, la depresión y la ansiedad. Las personas con TDAH también pueden recurrir al uso de sustancias psicoactivas como una forma de autorregular sus síntomas, lo que aumenta el riesgo de desarrollar adicciones y sus consecuentes complicaciones sobre la salud.
En resumen, el TDAH no tratado tiene consecuencias que van mucho más allá de la simple distracción. Desde dificultades académicas y laborales hasta problemas de salud mental y adicciones, este trastorno puede tener un impacto significativo en todas las áreas de la vida de quienes lo padecen. Es crucial reconocer la importancia del tratamiento temprano y adecuado para mitigar estas consecuencias y mejorar la calidad de vida de las personas con TDAH.
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