¿Qué es la sexualidad infantil? Mitos vs. Realidad desde la Psicología Infantil
- Psic. Daniela Flores

- 23 jul
- 3 Min. de lectura
Hablar de sexualidad infantil suele generar incomodidad, confusión e incluso rechazo. Muchas personas asocian el término “sexualidad” únicamente con el placer, olvidando que se trata de una dimensión humana presente desde que nacemos. Hoy se abordará la sexualidad infantil desde el enfoque de la psicología del desarrollo, buscando desmitificar algunas creencias que dificultan una educación emocional y corporal saludable para los niños.

¿Qué entendemos por sexualidad infantil?
La sexualidad en la infancia no tiene nada que ver con la actividad sexual adulta. Se refiere a cómo los niños experimentan, exploran y entienden su cuerpo, sus emociones, sus vínculos y su identidad. Es un proceso natural, gradual y profundamente vinculado con el desarrollo psicosexual, emocional y social, en el cual se presentan aspectos como:
La curiosidad por el cuerpo propio y ajeno.
La construcción de la identidad de género.
La exploración de roles familiares y sociales.
El desarrollo de la privacidad.
La capacidad de establecer límites y reconocer el consentimiento.

Desde una perspectiva psicológica, entender la sexualidad como un aspecto del desarrollo humano integral permite acompañar de forma saludable el crecimiento de niños y niñas.
Mitos comunes sobre la sexualidad infantil
Mito 1: “Los niños no tienen sexualidad”
Realidad: Desde que nacemos, experimentamos placer, contacto, afecto, y desarrollamos una imagen corporal. Negar esta dimensión impide una crianza basada en la realidad emocional del niño.

Mito 2: “Si mi hijo toca sus genitales, está siendo sexualizado”
Realidad: La autoexploración es una conducta esperable y sana en ciertas etapas del desarrollo. Es parte del descubrimiento del cuerpo.

Mito 3: “Hablar de sexualidad con niños los incentiva a tener sexo”
Realidad: La educación sexual basada en el respeto y la verdad no estimula conductas inapropiadas; al contrario, previene abusos, fortalece la autoestima y promueve la autonomía corporal.

Mito 4: “Los juegos sexuales entre niños son peligrosos”
Realidad: Es común que los niños exploren roles, cuerpos y diferencias sexuales a través del juego. El contexto, la edad y la intencionalidad son claves para diferenciar una exploración normal de una señal de alarma.

¿Qué conductas son esperables de acuerdo a la edad?
La psicología infantil y la sexología del desarrollo han identificado conductas sexuales esperables por etapa. Algunas incluyen:
2 a 4 años: nombrar partes del cuerpo, curiosidad por las diferencias anatómicas, autoexploración ocasional.
4 a 6 años: juegos de rol (“jugar a la familia”), preguntas sobre nacimiento, mayor interés en los límites personales.
6 a 9 años: comienzo de buscar la privacidad, mayor interés por normas sociales, lenguaje sexual aprendido del entorno.
10 en adelante: aparición de cambios físicos, construcción de identidad de género y atracciones.

¿Por qué es importante hablar de sexualidad desde la infancia?
Previene abusos: Enseñar que el cuerpo es propio y que nadie debe tocarlo sin consentimiento es una forma directa de protección.
Fortalece el vínculo familiar: Abordar el tema con naturalidad mejora la confianza entre padres e hijos.
Forma adultos más sanos: La represión o silencio en torno a la sexualidad suele generar culpa, vergüenza o dificultades futuras.
Al ser un tema que continúa siendo tabú dentro de México es importante hacer algunas recomendaciones para madres, padres y cuidadores sobre cómo abordar este tema e ir fomentando una comunicación abierta y de confianza
Usar lenguaje correcto y anatómico (“pene”, “vulva”, “pecho”) desde edades tempranas.
Responder a las preguntas sin tabúes, adaptando el lenguaje a la edad.
Establecer límites con cariño: la privacidad es un derecho, y también una enseñanza.
Evitar burlas o castigos ante conductas de exploración.
Buscar apoyo profesional si hay dudas o conductas que generan inquietud.

La sexualidad infantil no es peligrosa, es una parte fundamental del desarrollo, y abordarla desde el respeto y la educación es clave para criar niños emocionalmente sanos, seguros y respetuosos. La verdadera protección empieza con información y empatía.




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