Por: Psicóloga Michelle Sesín
La violencia es un término que puede tener mucha connotaciones o significados, y en el presente artículo se va a hacer un intento de definir a este concepto, qué es lo que conlleva, que tipo de personas se podrían considerar violentas y qué hacer al respecto.
La violencia en sí, se define por la OMS (2014) como el uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o de amenaza contra uno mismo o alguien más que pueda causar daños psicológicos o físicos. En realidad, la violencia es cualquier acto que dañe a alguien más o a uno mismo, ya sea de abuso, de rechazo, negligencia, golpes, gritos, insultos, comentarios, entre otros.
Aunque es verdad que hay tipos de violencia mucho más agresivos que otros como el hecho de matar o golpear a alguien más, este es un problema incluso si se está generando sólo en base a comentarios ofensivos, de no inclusión o de ataque hacia la integridad de las personas. El mero hecho de tener la intención de dañar o lastimar al otro o a uno mismo y actuar de acuerdo a esto, se define como violencia.
El ser una persona violenta es algo que se podría discutir, pero en general, se podría decir que si constantemente el individuo lastima intencionalmente ya sea físicamente en forma de abuso, golpes, o actos criminales, psicológicamente en forma de comentarios, de no validación o de cualquier otro acto de ataque, se consideraría una persona violenta.
Si la persona que lee este artículo se siente identificada o conoce a alguien que realice este tipo de actos, es importante tomar acción para evitar cualquier daño.
Aquí se presentan algunas acciones que se pueden evitar para no caer en un patrón violento:
Psicoeducación sobre la violencia: Hay personas que en realidad no saben lo que es la violencia, el porqué de sus reacciones y actos y las consecuencias que esto conlleva. Por lo mencionado anteriormente, es importante que este conocimiento se haga consciente para que se puedan tomar decisiones desde un lugar más amoroso y menos violento.
Hacer un click de conciencia, pensar antes de actuar: Este podría ser el punto más difícil de lograr para una persona violenta, ya que suelen ser impulsivas. Sin embargo, es importante pensar antes de actuar o decir algo que podría lastimar a los demás.
Aprender a canalizar la ira: El hecho de sentir enojo o frustración, o cualquier emoción que antecede al hecho de la probabilidad de cometer algún acto violento, no está mal. La emoción en sí no está mal, y es importante entender esto, es la conducta que le precede la que puede estar trayendo problemas. Es por esto, que el aprender a liberar estas emociones de una manera más saludable es sumamente relevante, para que no se queden atoradas y después probablemente exploten en las situaciones menos afortunadas.
Escoger las batallas: A veces la violencia viene de un estado de humor ya constante y en realidad no se piensa cuáles discusiones son importantes de tener, o qué es una prioridad en realidad.
Estas son sólo algunas soluciones que se pueden encontrar para la violencia o la impulsividad de una persona, pero es importante buscar ayuda profesional y que la persona tenga la motivación personal para reducir su nivel de violencia y sus ofensas hacia los demás y hacia sí mismo, ya que esto implica varias dificultades para el entorno en el que se desarrolla.
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